jueves, 16 de octubre de 2008

Otra alianza por la educación es posible...

Escrito por Sebastián Liera

La semana pasada, en un artículo de título provocador a decir de algunos de nuestros lectores, hablábamos de la urgente construcción de un movimiento social de amplio espectro que incluya a pueblos, organizaciones, colectivos, grupos y personas de todo el estado que a estas alturas ya hayan entendido que la multimentada Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) no es sino una más de las puntas de lanza que el capitalismo esgrime en su histórica tarea de despojo, represión, explotación, burla y miseria. Para ello, proponíamos dos caminos que pueden andarse al mismo tiempo: la articulación de estrategias de resistencia civil que fueran de las brigadas de información colonia por colonia hasta el juicio político y la desaparición de poderes, por un lado, y, por el otro, el llamado a un gran diálogo estatal que nos llevara a diseñar un modelo educativo que respondiera a los intereses de los pueblos y no del capital.
En la misma sintonía, se han comenzado a tejer distintos esfuerzos de diálogo mediante la así llamada Comisión Coadyuvante para la Resolución del Conflicto Magisterial, el Movimiento Magisterial de Bases (MMB) ha salido de nueva cuenta a las calles en un gesto de confirmación de que la lucha es justa y merece ser ganada, espacios de coordinación por la defensa de derechos laborales y organismos de derechos humanos inician las tareas para conformar el Foro contra la represión en Morelos y, por fin, grupos y colectivos adherentes y simpatizantes de La otra campaña en Morelos y la Red Estatal contra la Represión y por la Solidaridad con las Comunidades Zapatistas se han sumado a los distintos pronunciamientos por la salida del Ejército y la PFP de los pueblos, el cese de la represión, la vigencia y el respeto de los derechos humanos y laborales del magisterio inconforme, la suspensión en Morelos de la aplicación de la ACE, la difusión por todos los medios posibles de la propuesta educativa alternativa del magisterio disidente, la promoción de un juicio popular en contra de Marco Adame y “la creación de condiciones para aplicar el modelo de educación que necesitamos para formar seres humanos autónomos y creativos, con capacidad de transformación social y cultural”.
Como puede verse, el MMB y las organizaciones, grupos, colectivos, pueblos y personas que le apoyan están dando sobradas muestras de apostar por el sendero del diálogo. Sin embargo, del lado gubernamental, equivocando los cálculos políticos tras la escalada represiva, se ostentan sinrazones, soberbias e ineptitudes varias que apuntan en sentido contrario.
Pável González Briones, en una no muy larga reflexión que no obstante no podemos compartir entera por la falta de espacio, nos escribe y nos dice que en su opinión esto sucede porque “la historia de México es, por ponerlo de alguna manera, la historia de la traición”, y agrega: “una discusión seria sobre este o cualquier tópico político tarde o temprano habrá de llevarnos a abordar el asunto en términos de una crítica al capitalismo […] Sin embargo, por ahora quisiera poner la discusión en un nivel más elemental, más básico: [la existencia de] una ideología dominante que se impuso, que fue impuesta […] por el poderoso [y que] terminó siendo adoptada por el que no tiene poder.”
“El poder –nos dice– es ver al mundo como propio, no sentirse en él extraño o como un bicho raro. No sentirse, en resumidas cuentas, como en una casa ajena […] El poder puede ser comparado con un pastel. En una sociedad justa todos tendrían su rebanada; es decir, sería una sociedad en la que el poder estaría repartido. Esa sería una sociedad democrática. No estoy pensando –aclara– en una sociedad democrática burguesa en la que todo mundo es libre de hacer los negocios que quiera y en la que la participación ciudadana se limite a depositar un voto. En el fondo eso se traduce en que Walt-Mart pueda poner una tienda en Teotihuacán, etcétera. Estoy pensando en una sociedad donde la felicidad sea posible. Es decir, en una sociedad comunista. Pero, volviendo al punto, el pastel del que hablo en este país se lo reparten sólo tres grupos: narcotraficantes, políticos y empresarios.”
“Estos tres grupos tienen una ideología estrechamente relacionada con su sobrevivencia [y] la han impuesto a quienes [sin pertenecer a ellos] creen ingenuamente que con un esfuerzo razonable pueden formar parte de la élite que tiene poder en México.” Y termina devolviéndonos la pregunta: “¿Cómo hacer para que la sociedad se vea a sí misma […] como perteneciente a un mismo lado de la realidad política mexicana y que así no apoye ideológicamente a los que tienen el poder y que le escamotean la democracia?” ¿Usted qué piensa? Por lo pronto, sólo nos queda agradecerles también a Cony, Titojavier, Elena, El Hereje, Simón Carrera, Seth y June sus comentarios, dejar de lado los insultos y, como dijeran las y los zapatistas, darle una oportunidad a la palabra.

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