Escrito por JAIME LUIS BRITO |
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Desde la madrugada de este jueves, se vislumbraba la posibilidad de que los maestros inconformes desde hace mes y medio con la Alianza por la Calidad Educativa y el gobierno del estado alcanzarían por fin, un acuerdo mínimo que permitiría entre otras cosas, terminar con las protestas y movilizaciones y dar paso al inicio formal del ciclo escolar 2008-2009, mismo que este viernes cumple 30 días hábiles sin clases. Sin embargo, aún cuando este medio día, las cosas parecían seguras y amarradas, de última hora, un verbo, otra vez un verbo, puso puntos suspensivos a la negociación. La idea de los maestros es que la famosísima y desconocida Alianza sea “revisada” en mesas temáticas de trabajo, y mientras eso sucede que sea “suspendida” o de plano “cancelada” y sustituida por una propuesta alterna que surgiría de la revisión. El gobierno no está dispuesto a ello. No está dispuesto porque finalmente el acuerdo fue firmado por Felipe Calderón Hinojosa y Elba Esther Gordillo. Independientemente de la operación electoral del 2006, Calderón debe a la “maestra” otros apoyos políticos que la chiapaneca está cobrando con creces. La administración de Marco Adame que suscribió también el acuerdo, sabe que a cambio de ello, recibirá recursos económicos prometidos a los estados para impulsar “la calidad educativa”, además de que el gobernador panista no sería bien visto desde la federación rechazando un acuerdo firmado por el presidente panista. Es cuestión de recursos y de “filiación partidista”, por supuesto. Si bien, la exigencia de la sociedad es que se impulse un programa real de mejoramiento de la calidad de la educación, también es importante dejar en claro que la discusión debería ser tan amplia como maestros y padres de familia existen. ¿Cómo excluirlos de una reflexión en torno al tema, si ambos actores son piezas fundamentales en el llamado hecho educativo a nivel básico? El asunto no es sólo de dinero, es un tema de modelo educativo. Hemos ya mencionado que el actual, instaurado en la posrevolución, ya no responde a las necesidades de la realidad actual. Un niño del siglo XXI, con acceso a toneladas de información (si se me permite la expresión) visual y auditiva, no responde igual a las clases de un profesor que tiene un concepto “bancario” de la educación, en donde el alumno es un recipiente al que hay que llenar de información, aunque éste no sepa después qué hacer con ella. La discusión debería ser más amplia y por supuesto, debería ir más allá de la pelea sobre la propiedad patrimonial de las plazas o los millones de pesos que se destinan a la “infraestructura escolar”. jaimebrito@mexico.com |
lunes, 20 de octubre de 2008
Maestros: ya casi... SEREMOS EL HAZMEREIR SI REGRESAMOS...
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